28 feb 2009

La Llorona

Historia:
Era esbelta y bella pero se la veía agobiada con un andar empobrecido, llevaba un bolso breve y un chal oscuro para cubrirse de la brisa aún fría de los últimos días de septiembre. Camino por la calle ancha, evitando la huella profunda que dejan los carros, hasta el sendero que lleva al monte de espinillos. Se alojaba en el predio de los Cuenca, tierra carene que apenas disponía de una propiedad en ruinas, cerca de la laguna del Hueso, llamada así por los huesos de los animales que se acercaban en busca de agua y morían atrapados en el Senegal, siempre escondida tras sus ojos siempre cubiertos de lágrimas que retenía esforzadamente, pero que siempre rodaba alguna por el rictus amargo de su rostro. Una noche de cielo lejano y de frías estrellas invernales, el silencio del campo fue interrumpido hasta el amanecer de pájaros tristes, despojados de sus trinos de aleluya.La tapera estaba con las puertas abiertas, la tenue luz de una vela se desparramaba desde las aberturas hacia el tétrico paisaje, la mujer un ser de carnes consumidas, apretadas al hueso. En el rostro dos cuencas profundas de las cuales manaba abundante agua que ya había llenado la laguna que expulsaba el lodo hacia afuera. El estruendo que producía ese sollozo y el agua desplazándose, ya había alertado a todo el pueblo, el mismo que sufrió una inundación de un agua salitre y pegajosa que ardió las pieles de sus vecinos.La tapera fue cubierta por la vegetación, que ahora crecía abundante y en gran variedad. Nadie intenta entrar en la intimidad de sus habitaciones. La mujer fue desaparecida, nunca mas nombrada. Entró en el largo camino del olvido, de la sombra agazapada en las espaldas del mundo. se dice que una aparecida emerge de la laguna, buscando el gesto de la luna para bailar con ella.

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